Lavar tu cabello es una de las actividades de higiene diarias que más pueden afectar su salud si no lo haces de la manera adecuada, y aunque no lo creas, la temperatura del agua influye muchísimo en esto, tanto que puede anular cualquier beneficio aportado por tratamientos o productos especializados.
El agua muy caliente produce un aumento de la porosidad de las fibras capilares y deja el cabello más quebradizo, produciendo un efecto de “barrido” de los aceites naturales que lo componen, así como de deshidratación, volviéndolo más seco y frágil.
Por otro lado, el agua muy fría puede hacer que pierdas volumen y movimiento, sobre todo si tu cabello es muy fino.
Entonces, ¿cuál es la temperatura correcta?
Si bien es cierto que cada cabello es diferente, nuestros especialistas te recomiendan que, al lavarlo, esta sea lo más cercana a tu temperatura corporal, aproximadamente 20°C. Finalmente a la hora de enjuagarlo (y sobre todo después de aplicar tu acondicionador) te sugieren hacerlo con agua un poco más fría para sellar la cutícula, aportando brillo y evitando el encrespamiento.